
Cuando piensas en ser autónomo hay una pregunta que cualquier trabajador por cuenta propia se hace: ¿qué significa ser autónomo en España?
Es probable que recibas muchas advertencias sobre lo que implica hacerse autónomo en España, porque, para lo bueno y para lo malo, verás que tiene muchas particularidades con diferencia a otros países. Al principio puede ser algo complejo, especialmente si hablamos de impuestos y determinados trámites que definen la actividad por cuenta propia. Sin embargo, una vez que entiendas cómo funciona el mundo del freelance podrás disfrutar también de muchas de sus ventajas.
¿Por qué ser autónomo en España tiene tan mala fama y al mismo tiempo cada vez hay más personas que apuestan por esta forma de trabajo?
Ni la pandemia pudo evitar que en el 2021 el número de autónomos en España superase lo tres millones (3.328.399 para ser exactos). Según un informe de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), esta sería la cifra más alta de autónomos en España desde 2008. Esto quiere decir que a pesar de las dificultades que tiene implícitas trabajar por cuenta propia, ¿podríamos afirmar que ser autónomo en España es una tendencia en aumento?
En el siguiente artículo vamos a profundizar en lo que respecta a ser autónomo en España, sin dejar un cabo suelto y atendiendo a todas las particularidades y dudas que puedan asaltarte. ¡Vamos con ello!
Vamos a empezar por la definición más objetiva posible, la del diccionario:
Un autónomo es aquel trabajador que realiza de forma habitual, personal y directa una actividad con ánimo de lucro sin tener que estar sujeto a un contrato de trabajo.
Se trata de una entidad independiente, que recibe una contraprestación por servicios concretos. Esta no es un salario fijo mensual, que es una de las diferencias entre un autónomo (trabajador por cuenta propia) y un asalariado (trabajador por cuenta ajena).
Los autónomos son, en esencia, sus propios jefes. Aunque esta expresión puede sonar más optimista de lo que finalmente es la experiencia laboral de un autónomo, lo cierto es que la organización, tiempos y logística depende de ellos mismos. Eso incluye también dos de los grandes dolores de cabeza de los autónomos: la facturación y el conseguir clientes.
Sin embargo, existe una figura llamada trabajador autónomo dependiente, que conlleva una serie de condicionantes y particularidades, y que no debe confundirse con el autónomo general que estamos analizando.
En España hay aproximadamente unos 3 millones de autónomos, cotizando y operando bajo este régimen laboral. Todos los trabajadores por cuenta propia están regidos por el Estatuto del Trabajador Autónomo, que especifica sus derechos y obligaciones, y dentro de este enorme conjunto encontramos distintas tipologías.
En función de la actividad que desempeñan y su tributación fiscal y laboral podemos concretar: ¿Qué tipos de autónomos hay? Aquí te presentamos las categorías más habituales:
Este tipo de autónomo se diferencia fundamentalmente por su tipo de facturación, ya que el 75% o más de sus ingresos totales vienen de un mismo cliente.
Esta categoría sí implica tener que firmar un contrato de trabajador autónomo dependiente con la empresa donde se detallarán toda la información
En este caso nos referimos a los socios administradores de una sociedad mercantil. Este tipo de autónomos deciden crear una sociedad para reducir los impuestos a pagar y al mismo tiempo limitar su responsabilidad al patrimonio de la sociedad.
Su base mínima de cotización es de 377,8 euros al mes y la máxima de 1266,66€.
Las personas que tienen su propio negocio como una tienda, un bar o una peluquería, por ejemplo, están incluidos en este tipo de autónomos.
Existe la posibilidad de que tengan trabajadores a su cargo, y sus ingresos se declaran como rendimientos empresariales. Además, pueden tributar en estimación directa, directa simplificada o por módulos. Eso dependerá de su tipo de negocio y el alta en el CNAE.
En esta tipología se concentran todas las actividades profesionales recogidas en el Listado de Impuesto de Actividad Económica. Diferenciamos aquí dos subtipos:
Para poder darse de alta en este régimen laboral, hay que ejecutar estas fases según corresponda:
Si cuando escuchas las palabras: burocracia, trámites y plazos, sientes escalofríos, hay solución. Muchos autónomos en España optan por delegar este proceso en su gestoria. En Xolo nos encargaremos de todo sin que tengas que preocuparte de cada paso y sin cobrarte ningún extra por ello, pero también hemos hecho un artículo solo sobre los trámites para convertirse en autónomo en España para poder aclararte cualquier duda.
¿Cuánto tardaríamos en darte de alta como autónomo? Desde que recibimos todos los datos y documentación podemos tenerlo listo en menos de 24 horas laborables.
En lo referido a la CUOTA DE AUTÓNOMOS (las contribuciones a la seguridad social), existen bonificaciones destinadas a estimular a autónomos que empiezan una nueva actividad y requieren de un colchón económico:
Una vez superada esta etapa, la bases MÍNIMAS y MÁXIMAS de cotización quedan así:
Por otro lado, la cuota mínima general para un autónomo es de 294€ y la cuota de un societario es de 377,87€.
De igual modo, cabe apuntar que en función de la comunidad autónoma donde se resida, existen una serie de exenciones y premios que harán más atractiva la posibilidad de ser autónomo.
Esta es una de las preguntas más habituales especialmente cuando se trata de trabajadores ocasionales o que manejan ingresos bajos.
Aquí entra en juego el concepto de habitualidad. Es decir, el ser autónomo no lo determina tu volumen de facturación, sino la frecuencia de la misma. Esto puede parecer injusto, pero actualmente así se fijan los límites. Puedes facturar mucho, pero si se produce de manera aislada no se considerará como rendimiento habitual. Por otro lado, si emites facturas de baja cuantía todos los meses, estarás obligado por ley a darte de alta y contribuir como todos los demás. Es fundamental que entiendas este concepto si no quieres recibir una infracción.
Al tiempo que te das de alta en la seguridad social, habrás de hacer lo propio en Hacienda. Deberás presentar los modelos 036 y 037, especificando tus datos personales, actividad a desempeñar, ubicación e impuestos específicos a abonar. Cada variación o actualización requiere que vuelvas a pasar por el mismo procedimiento.
El 2022 ha traído novedades para los autónomos en España con respecto a su cuota. Según lo que se recoge en los Presupuestos Generales del Estado 2022, la cuota de autónomos pasará de 286 euros mensuales a los 294 euros durante este año.
Esto quiere decir que los autónomos que coticen por la base mínima pagarán 8 euros más al mes en su cuota.
En lo referido a la cuota de autónomos (las contribuciones a la seguridad social), existen bonificaciones destinadas a estimular a autónomos que empiezan una nueva actividad y requieren de un colchón económico:
Una vez superada esta etapa, la bases mínimas y máximas de cotización quedan así:
Por otro lado, la cuota máxima general para un autónomo empresario es de 294€ y la cuota de un administrador es de 377,87€.
De igual modo, cabe apuntar que en función de la comunidad autónoma donde se resida, existen una serie de exenciones y premios que harán más atractiva la posibilidad de ser autónomo.
Ser autónomo en España no debería tratarse de convertirse en un experto en contabilidad y fiscalidad. Aún así, hay algunas nociones básicas con las que cualquier trabajador autónomo tiene que familiarizarse para no recibir ninguna sanción.
Hay un calendario fiscal que los autónomos deben seguir para cumplir con sus responsabilidades y no recibir ninguna de esas notificaciones de Hacienda que te quitan el sueño.
Las personas físicas, sin excepción, están obligadas a declarar el IRPF con carácter anual. Por lo tanto, los beneficios procedentes de toda actividad han de presentarse según los siguientes condicionantes:
Respecto al IVA, el autónomo trabaja como un recaudador de este impuesto. Es decir, al incluirlo en sus facturas lo cobra para después devolverlo a Hacienda. Ha de presentarse TRIMESTRALMENTE en todos los casos, exceptuando determinadas actividades que eximen el mismo. En estas excepciones es vital estudiar las obligaciones derivadas: como el régimen especial de bienes usados o el recargo de equivalencia.
Otro tipo es el impuesto de sociedades, y deberás tributar por el mismo sólo en el caso de ejercer tu actividad con una sociedad mercantil en lugar de hacerlo por el IRPF.
La definición jurídica de base reguladora es la siguiente: “La base reguladora es un baremo que se utiliza para calcular las prestaciones que un trabajador dado de alta en la seguridad social percibirá por baja laboral (temporal o permanente) y en su pensión de jubilación.”
Cómo dijimos en puntos anteriores, la base reguladora consta de un mínimo y un máximo a tributar por cada contribuyente. Estas cantidades van cambiando con el tiempo, especialmente a partir de los 47 años, momento clave en el que se produce un incremento respecto al montante mínimo, con la finalidad de obtener una jubilación más ventajosa en términos de poder adquisitivo.
La base de cotización puede cambiarse en función del nivel de facturación que se alcance en cada tramo. Es responsabilidad de cada trabajador por cuenta propia aportar más o menos, pero es recomendable que, a medida que se crece, se establezca un incremento proporcional en las tributaciones. Esto evitará sustos de cara al futuro, y ayudará a conservar un buen nivel de vida cuando cese la actividad.
Respecto al pago mínimo de 294 euros (con independencia de los ingresos logrados), hay una serie de estímulos que se vienen aplicando en los últimos 5 años para ayudar a nuevos autónomos en los primeros años de su actividad. Hablamos, claro está, de la conocida como tarifa plana de autónomos.
La tarifa plana plana para los autónomos consiste en reducir su pago mínimo de 294 euros a 60 euros mensuales durante el primer año, y después verá una variación de esa cuota a lo largo del siguiente año:
La cotización por desempleo se instauró en enero del 2019, destinada a los autónomos y concebida para proporcionar una seguridad por cese de actividad, que hasta ese momento no existía en España. Esta es una de las viejas reclamaciones del colectivo, que históricamente se ha sentido maltratado en lo referente a las coberturas sociales. Obviamente, a la hora de percibir este subsidio, tendrán que demostrarse una serie de pérdidas continuadas a lo largo del tiempo, a fin de garantizar que llegue a aquellos que verdaderamente lo necesitan.
Las entidades responsables de la gestión y concesión en lo relativo al desempleo son las mutuas colaboradoras.
Para tener derecho a paro como autónomo en España será necesario cumplir con las siguientes condiciones:
Una vez que se confirma que se han cumplido los requisitos el trabajador autónomo puede dirigirse a la Mutua colaboradora en la que esté adscrito para hacer la solicitud y completar el documento correspondiente, adjuntando toda la información necesaria para acreditar la causa del cese. Por ejemplo, y con carácter extraordinario, la pandemia fue un motivo de cese para muchos autónomos.
Una vez que se presenta esa solicitud el órgano gestor dispone de 10 días para pedir la información extra que se necesite y en 30 días hábiles tendrá que estar resuelta esa petición.
Para poder hacer el cálculo hay que considerar el promedio de las bases por las que se haya cotizado en los últimos doce meses y en aquellos inmediatamente anteriores al cese de la actividad y aplicar el 70%.
Probemos con un ejemplo:
Imaginemos que Luisa va a solicitar el paro como autónoma y quiere calcular la cantidad que recibirá. Ha mantenido la base mínima de cotización de 944,4 euros durante los últimos doce meses, la suma de esas mensualidades entre doce nos dará el promedio y le aplicaremos el porcentaje:
944,4x12= 11.332,8€ x 70% = 7.932,96€ / 12 meses = 661,08 €/mes
Para tener derecho a paro como autónomo se debe cotizar al menos durante 1 año, y la duración de las prestaciones se establece de la siguiente manera:
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