Vivimos en una sociedad hiperconectada, en la que lo mismo estás tan tranquilo viendo una expo en un museo como en la cola del super, que te puede entrar un email de curro en tu móvil que te saque inmediatamente de esa situación y te transporte al mundo del trabajo en cuestión de segundos.
Cada vez es más difícil mantener el equilibrio entre el trabajo y la vida privada (la línea que los separa se ha vuelto muy fina). Y aunque tu estilo de vida freelance te permita trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento, la falta inherente de estructura y límites puede hacer que el trabajo se convierta en algo omnipresente y que se apodere de tu salud mental.
Se dice que es más fácil conciliar el trabajo con la vida personal siendo freelance que siendo asalariado. Pero, es realmente así o.. it’s a trap?
A veces se entiende por conciliar solamente el poder combinar con facilidad el cuidado de los hijos con el desarrollo de su trabajo. Pero, ¿y si no tienes hijos? La conciliación no es algo sólo para la gente que tiene a alguien a su cargo (sean niños o personas dependientes).
A veces queda en el olvido el derecho de todos los trabajadores de poder disfrutar de su vida privada, independientemente de si son responsables o no de terceros. Y con vida privada no nos referimos sólo al ocio, sino también al descanso, algo muy ligado a las horas que dedicamos trabajando (o al desplazamiento al trabajo, en el caso de muchos trabajadores por cuenta ajena).
Flexibilidad es la palabra que define a un freelance sin duda. Cuando trabajas por tu cuenta puedes cambiar tu horario si hay algún imprevisto, no tienes que dar explicaciones a nadie si tu hijo está enfermo y tienes que llevarlo al médico, o puedes disfrutar de comer en casa en familia o en pareja cada día, no solo los fines de semana. Para muchos empleados que trabajan fuera de casa, es un sueño poder tener la libertad de un freelance para conciliar, pero no toda esa libertad es tan bonita.
Por ejemplo, si trabajas desde casa tendrás más carga de tareas domésticas que si trabajaras fuera (alguien tendrá que cocinar y limpiar). Y a nivel más profundo, siendo freelance siempre tendrás más dificultad de “desconectar” del trabajo que un empleado y te perseguirá un gran sentimiento de culpabilidad cuando no estés aprovechando tu tiempo libre trabajando. Muchos freelance se sienten mal cuando no utilizan su tiempo libre para su negocio (por eso que dicen de: “el tiempo es dinero”) y no necesariamente ejecutando algo, sino pensando en posibles proyectos, buscando nuevos clientes o haciendo tareas administrativas.
Entonces, ¿cómo no caer en la trampa de siempre estar trabajando y saber conciliar para triunfar como freelance? Sigue estos consejos:
La clave para ser un freelance 10 reside en saber organizarse. Una buena planificación siempre será tu mejor aliada. No significa que tengas que trabajar con un horario fijo como si estuvieras en una oficina –eres freelance, ¡trabaja la hora que mejor se adapte a ti! Si trabajas mejor de mañanas, levántate pronto para currar y luego después de comer serás libre de hacer lo que quieras, es tu tiempo libre (pero en serio, nada de responder a emails si no son urgentes).
Si estableces prioridades a primera hora del día siempre aprovecharás mejor el tiempo y serás más productivo. No es que tengas que trabajar más, sino mejor (es decir, de manera más eficiente). Por ejemplo, optimiza tu tiempo automatizando tareas que no te aportan valor (hay muchas herramientas que pueden ayudarte). Ah y no te olvides de tu break para levantarte de la silla y beber agua.
Tener algo de estructura en tu jornada te ayudará a establecer límites. Dicho esto, no hay que olvidar que la flexibilidad es clave para mantener el equilibrio entre la vida laboral y la personal y que aunque no cumplas tu rutina a rajatabla cada semana, no pasa absolutamente nada. Permítete a ti mismo tomarte el día libre o cambiar un poco tu horario si no te encuentras bien, porque tienes un amigo que vive en Londres y que ha comprado billetes de última hora para visitarte, o simplemente porque no te apetece (sí, también es una razón válida).
Ser freelance y tener flexibilidad de horarios no significa estar disponible 24/7 para todo el mundo. Aunque parezca algo más que obvio, mucha gente (clientes sobre todo) olvida que no estás disponible para lo que necesitan las 24 horas que tiene el día. Tienes que comunicarte bien con tus clientes y hacerles saber en qué horas estás disponible y cuando no. Suele ayudar el intentar no responder a emails de trabajo pasada una cierta hora o en lo que tú consideres tus “horas libres”. Igual sucede si vas a irte de vacaciones, comunícalo con antelación a tus clientes y deja un mensaje de “out of office” para que sepan que no accederás a los correos ni atenderás a las llamadas (luego no vale si no lo cumples).
Todo esto también vale para tus amigos o familiares que se piensan que como no tienes un horario fijo estás disponible sólo cuando a ellos les va bien. La comunicación es clave y saber decir que no a los planes, también.
Al final el día tiene 24h, así que tenemos que elegir qué es lo más importante y no sólo queremos hacer, sino lo que podemos hacer. Como hemos comentado en el punto anterior, aprender a decir no es algo muy importante, que parece sencillo pero a la hora de la verdad es un poco más complicado, sobre todo porque va ligado al sentimiento de culpabilidad.
Sin embargo, el hecho de no estar siempre disponible para comprometerte con cualquier proyecto que te echen puede ser incluso beneficioso en algunos casos. En primer lugar, porque evitarás estrés innecesario y burn out (que no es poco), y por otro lado crearás la sensación de que eres un freelance muy solicitado por otros clientes y por tanto más atractivo, así que podrás hinchar tu presupuesto.
Además, hay momentos en los que nuestra vida personal (sí, eso que pasa mientras estamos trabajando) se interpone frente a lo laboral y en casos así es posible que nos toque rechazar trabajos o negociar nuevas fechas de entrega. A veces hay que sincerarse con nuestros clientes y no sentirse culpable por cosas que estén fuera de nuestro control ni autoexigirse demasiado.
Si has alcanzado tu capacidad máxima (y te está a punto de explotar la cabeza 🤯), que no te de miedo delegar proyectos con los que no te sientes tan cómodo a otros freelance que te puedan ayudar a quitártelo de encima. Establece conexiones con otros freelance de tu sector para saber en quién puedes confiar para que se encargue de tu exceso de trabajo o de aquellas cosas que se salen un poco de tu expertise. No pretendas llegar a todo, no tienes porque hacerlo todo y sobre todo no te compares con otros que parece que “sí llegan a todo”.
Quizás también te interese delegar a un experto como Xolo todos aquellos aspectos legales de tu negocio que se te escapan pero que son obligaciones fiscales y contables que tienes que cumplir sí o sí (si no quieres que Hacienda te multe 😶).
Conocernos nos permitirá estar a gusto con nosotros mismos y se trasladará de forma positiva también en nuestra vida laboral. Tenemos que identificar qué nos hace sentir bien además de nuestro trabajo y hacer las cosas que nos gustan. Párate a pensar, haz introspección y materializa todo eso redactándolo en papel.
Conciliar no es solo ocio, es también importantísimo parar de trabajar y descansar. Si no descansamos no tendremos la energía que necesitamos para rendir mejor en el trabajo ni tampoco en nuestra vida personal.
¿Sabes qué te ayudará a descansar mejor? Saber que Xolo se ocupa del papeleo de autónomo y que tu puedes olvidarte de todo ese jaleo.
Marta Puerto, escribe artículos sobre el trabajo freelance en este blog desde 2021. Apasionada por la comunicación, el storytelling, los idiomas y el branding, es actualmente Marketing Manager de Xolo en España, una gestoría digital que combina un equipo de gestores con una plataforma de facturación y contabilidad pensada exclusivamente para autónomos.
A pesar de ser empleada, trabajar completamente en remoto y en la industria del trabajo freelance le ha dado las herramientas para empatizar al máximo con este sector.
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