Diferencias entre autónomos, empresarios y empresarios individuales

Xolo
Escrito por Xolo
el 27 de marzo, 2022 4 min de lectura

Ser autónomo conlleva aprender muchos conceptos e ideas tan parecidas que resulta preferible examinarlas en profundidad. ¿Alguna vez te han hecho la broma de ‘ya eres empresario’? ¿Te ha costado explicar la diferencia entre autónomo y empresario para que tus amigos no te obligasen a pagar la cuenta? No te ocurre solo a ti,  los autónomos y empresarios son dos conceptos que no dejan de confundirse constantemente.

En este artículo vamos a analizar de manera detallada los puntos en común y las diferencias entre ambos términos. ¡Comenzamos!

¿Qué significa ser un autónomo?

El autónomo es un sujeto independiente, que no tiene un superior directo y puede organizar su tiempo como mejor le venga. Este término da sentido al trabajador por cuenta propia, que se enmarca en un régimen exclusivo de cotización. El autónomo viene determinado por el concepto de habitualidad; es decir, ejecuta de manera REGULAR una actividad lucrativa, que pretende ser rentable en el largo plazo. 

Un trabajador que está integrado en el organigrama de una empresa es un intraemprendedor, y opera en el régimen por cuenta ajena. 

¿Qué significa ser empresario?

Cuando pensamos en la figura de empresario, en nuestra cabeza suele aparecer la imagen de lo que se define como empresario social. Estas personas, a diferencia del autónomo o el empresario individual, son personas jurídicas, no físicas. Es decir, no sólo se encuentran en sociedades mercantiles, también pueden estar en asociaciones o fundaciones. 

¿Qué significa ser empresario individual?

Un empresario es un sujeto que emprende un proyecto con el objeto de obtener beneficios económicos. Es decir, se trata de un actor que concibe una idea y asume un riesgo de cara a posibles pérdidas, configurándose muchas veces como sociedad. Por ejemplo, un empresario es el carnicero del barrio, que alquila un local y pone en riesgo su propio capital.

Diferencias entre empresario individual y autónomo

Una vez que hemos definido estos dos perfiles profesionales, ¿cuáles son las diferencias entre un empresario individual y un autónomo? Es complejo entender el matiz que los diferencia, ya que es sutil y está condicionado a un punto de vista concreto.

En términos conceptuales pueden parecer sinónimos, pero el ministerio de Industria apunta que: "el empresario individual es la persona física que realiza de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, dé o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena."

En lo referido a sus obligaciones, tanto empresarios individuales como autónomos han de darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) de la Seguridad Social. También deben afrontar sus obligaciones fiscales, tributando por el IRPF. No necesitan aportar un capital social en el momento del alta.  

Con todo esto, podemos asegurar que un empresario individual es un tipo de autónomo, sin embargo, no todos los autónomos son empresarios individuales. 

¿Podríamos trabajar como autónomos y terminar siendo empresarios individuales?

Por supuesto, de hecho una de las diferencias entre autónomos y empresarios individuales está en la fase de desarrollo de su negocio. Veámoslo con un ejemplo:

María es una diseñadora gráfica freelance que empezó su actividad dándose de alta como autónoma. Con el aumento de demanda de sus servicios y después de años consolidando su cartera de clientes termina siendo una empresaria individual al montar su propia agencia. 

En ambos casos María seguiría dada de alta como autónoma, sin embargo su perfil profesional cambiaría a empresaria individual con el tiempo.

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Puntos en común entre autónomos y empresarios individuales

Ambas figuras, autónomos y empresarios individuales, cumplen necesariamente los siguientes puntos clave:

Gestión de recursos

Autónomos y empresarios organizan libremente sus propios recursos, para poder potenciar sus posibilidades en el mercado y ser verdaderamente productivos. Los recursos en cuestión pueden ser humanos o materiales, en función de las necesidades vigentes. En la mayor parte de los casos se demandan activos humanos, debido al valor añadido que suponen los conocimientos, actitudes y habilidades adquiridas, que ayudan a alcanzar los objetivos marcados. Por ejemplo, los notarios suelen precisar equipos de trabajadores expertos en derecho y asesoramiento. Por otro lado, también son vitales los recursos materiales, como la tecnología que precisa un dentista en su clínica privada. 

Participación en el mercado

A través de estos recursos materiales y humanos, empresarios y autónomos no pretenden otra cosa que participar activamente en el mercado. Siempre con ánimo de lucro y aspirando a escalar su modelo de negocio. Dicho de otra manera, no hablamos de actividades personales o familiares, sino de proyectos que pretenden competir y forjar una sólida cartera de clientes. Tomando esto como referencia, y aunque son casos excepcionales, los proyectos sin ánimo de lucro también intervienen en el mercado, percibiendo beneficios y cobrando por determinadas acciones.

Autonomía total

Los trabajadores por cuenta ajena operan en el seno de una estructura corporativa, ocupando un lugar definido y concreto en el organigrama. Dependen de las decisiones de la dirección y cumplen con un horario fijo. Los sueldos también son constantes, aunque en ocasiones se producen subidas salariales en base a la categoría profesional. Un autónomo o empresario no está sujeto a esta realidad, y dispone de toda la libertad del mundo para manejar calendarios, rutinas y cartera de clientes. Obviamente esto es atractivo, pero al mismo tiempo supone una serie de riesgos que hay que querer afrontar. 

Puntos diferenciales entre autónomos y empresarios 

El autónomo SIEMPRE es una persona física

Mientras que los empresarios pueden configurarse como personas jurídicas, los autónomos son y serán personas físicas.. Un trabajador por cuenta propia nunca será una cooperativa o sociedad, con indiferencia de sus características y finalidades.  

El ánimo de lucro

Los autónomos se centran en conseguir beneficios económicos y un crecimiento exponencial a lo largo del tiempo. De no ser así, estaríamos hablando de actividades de índole particular. Los empresarios, pueden apostar por acciones que no persiguen esa finalidad lucrativa, como es el caso de las asociaciones y ONGs. Estas se benefician, a su vez, de notables exenciones en el pago del IVA. 

Responsabilidad frente a pérdidas

Los autónomos asumen que deberán responder con su patrimonio personal ante posibles deudas o pérdidas. Por el contrario, los empresarios sufragan esta situación valiéndose exclusivamente de las aportaciones societarias. La Ley de Emprendedores del 2013 impulsó la figura del emprendedor de responsabilidad limitada, en la que no se puede recurrir a la vivienda habitual como método de pago (siempre y cuando no supere los 300.000 euros).  


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