A la hora de abordar conceptos laborales debemos tener las cosas claras. Un autónomo no es lo mismo que una sociedad limitada, aunque así lo pueda parecer en determinados puntos y condiciones. El presente artículo tiene como finalidad esclarecer (al detalle) los rasgos de ambos actores, sus funciones y diferencias estructurales. ¡Vamos con ello!
El autónomo es un emprendedor por cuenta propia que trabaja para clientes concretos, manteniendo un alto nivel de libertad e independencia organizativa. Obligatoriamente cumple con estos preceptos:
La sociedad Limitada o SL son sociedades de tipo mercantil, utilizadas por los pequeños autónomos para configurar sus iniciativas empresariales. Son ampliamente beneficiosas respecto al capital total a aportar. Cumplen con las siguientes imposiciones:
Vamos a ver algunos puntos concretos que ahondan en las diferencias favorables y desfavorables a ambos escenarios:
Una vez el autónomo se ha dado de alta y comienza su actividad, está obligado a tributar por el IRPF. Esta aportación se aplica de forma proporcional, es decir, a mayor volumen de facturación, más se tendrá que abonar.
De cualquier modo, existen una serie de estímulos o descuentos para cada caso particular. Por ejemplo, los tres primeros años de actividad pueden acogerse a un simple 7%, para pasar posteriormente a una subida del 15%. Los que facturen menos de 15.000 euros anuales también se pueden acoger a esta ventajosa alternativa.
Las SI se deben al impuesto de sociedades, que se traduce en un tipo fijo del 25%. Al igual que en el modelo anterior, existen excepcionalidades para estimular la creación de nuevas entidades. Durante el primer año, todas las sociedades de nuevo cuño asumirán un simple 15%.
En general, podemos decir que, desde una perspectiva tributaria sale más a cuenta hacerse autónomo.
No existe una razón única e indivisible para estos casos. Todo dependerá de cada proyecto sus necesidades concretas, por lo que debemos prestar atención a las condiciones y requerimientos vigentes.
Si se estima que los beneficios van a traspasar la frontera de los 40.000 euros, con prestamos financieros y cierto riesgo de por medio, la mejor vía pasa por una sociedad limitada. Al final, hay que proponerse un estudio de viabilidad a medio-largo plazo, a fin de poder prever (de una manera mas o menos acertada) como irán sucediéndose los acontecimientos, y su impacto en gastos de ejecución y beneficios netos.
La conclusión es clara, y la venimos repitiendo a lo largo de diferentes posts del blog: es mejor empezar como autónomo e ir viendo como se desarrollan las cosas. Iniciar con la tarifa plana potencia las posibilidades de crecimiento efectivas. A fin de cuentas, es la manera más barata de empezar un negocio.
Con el paso de los meses (o años), si se percibe un crecimiento real y se llega a una escalada importante, ese será el momento ideal para cambiar a una SL o Sociedad Limitada Unipersonal.
Los emprendedores de responsabilidad limitada o ERL disponen de algunas ventajas importantes. No hacen frente a las deudas contraídas con su propio patrimonio (en estos casos normalmente se sacrifica la vivienda habitual).
El procedimiento de alta es similar al de un autónomo, con algunas diferencias específicas. En el registro mercantil y de la propiedad se indica el bien inmueble a desvincular de la actividad profesional ejercida. No obstante, este domicilio ha de cumplir una serie de condicionantes para quedar 100% al margen de las posibles perdidas y sus consiguientes responsabilidades.
Así pues, el valor del inmueble no puede ubicarse por encima de los 300.000 €, y si hablamos de una población con más de un millón de habitantes, el límite se reubica en los 450.000€.
En definitiva, es una alternativa jugosa para aquellos que deseen iniciar una actividad determinada protegiendo su patrimonio inmobiliario.
En cuanto a la Sociedad Limitada Unipersonal, SLU, el socio único e indivisible responde de manera TOTAL a las deudas contraídas, al igual que lo haría un empresario común. En el tratamiento fiscal no hay diferencias entre una SLU y una ERL.
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